sábado, febrero 04, 2012

De la destrucción al bit

“(...) nuestra época está obsesionada por el deseo de olvidar, y para realizar tal deseo se abandona al demonio de la velocidad; si acelera el paso es porque quiere hacernos entender que ahora ya no aspira a ser recordada, que está cansada de sí misma, disgustada consigo misma; que quiere apagar la trémula llama de la memoria”.
(Milan Kundera, La lentitud)

El artista plástico Takashi Murakami fue el curador elegido para  la muestra en New york llamada "Little boy: el arte de la explosión de la subcultura japonesa",("Little boy" era el nombre en clave utilizado por EE.UU para designar la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima). La muestra explora el universo de la subcultura Otaku, obsesionada el manga, animé y video juegos donde se muestran mundos de fantasía que cruzan imágenes de un futuro apocalíptico, consumismo y vanguardia artística.


Takashi Murakami Time Bokan Black (Mushroom Bomb Black)



En la muestra se utilizaron máquinas de Pachinko como instalación artística, mascotas que representan cada una de las provincias japonesas, juguetes y piezas coleccionables, posters, pinturas y grabados. Se destaca la serie de trabajos TIMEBOKAN,  donde Murakami  retoma una serie de animé de la década de los sententas, que finalizaba cada episodio con una gran explosión apocalíptica con una nube de hongo con forma de calavera que simbolizaba la derrota de los villanos.  Alejandro Rodriguez  Medina explica en la Revista Arte N°79 que   Murakami "(...) al reutilizar esta imagen, propone una reflexión crítica sobre la forma en la que es reconstruido un trauma nacional como es el lanzamiento de las bombas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, un hecho que supuso el fin del enfrentamiento bélico entre Japón y Estados Unidos. Una imagen tan estilizada que ya no parece hacer referencia a un hecho, el horror del desastre nacional, sino que se convierte en el símbolo de la nega­ción emocional de las generaciones nacidas tras la guerra. Un desastre que produjo un adiós a la edad adulta por parte de la nación japonesa que pasaría a depender de los Estados Unidos, una sociedad habitada por unos no adultos, una cultura en permanente impotencia para hablar de su propia historia e identidad de una forma real, siendo sólo capaz de hacer­lo a través de una simulación infantil'. 

Otra de los trabajos insignia de Murakami es el personaje Mr. Dobb, una parodia de Mickey Mouse al estilo de la animación japonesa, con dientes filosos que reflejan la  influencia de la cultura norteamericana durante el período de ocupación en la postguerra japonesa. El personaje, utilizado por Murakami en innumerable cantidad de obras y formatos, en este caso,  esta enmarcado en un biombo que remite al estilo tradicional de pintura japonesa (nihonga) donde el motivo de la ola recorre los tres paneles y evoca la estampa japonesa de Hokusai. Acerca de este trabajo, Murakami expresó: "The work is not particulary representative of anything. It´s simply a combination of all the available techniques that i had at the time". En este sentido, la combinación y superposición de técnicas y temáticas recuerda lo expresado por Hitoshi Oshima en "El pensamiento japonés", en lo concerniente a que la estructura del la mentalidad japonesa, que es mítica, porque no conoce la contradicción, solamente el equilibrio de un sincretismo, que permite la coexistencia de diversos sistemas de creencias, tanto religiosos como científico-racionales. 


Takashi Murakami (Tokio, 1962). 727-727, 1996
Acrílico sobre lienzo montado sobre tabla
Tres paneles: 299,7 x 457,2 cm en total
The Museum of Moderm Art, Nueva York©1996 Takashi Murakami/Kaikai Kiki Co., Ltd.

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