SONIDO
Propiedades del sonido
a.-
Propiedades referenciales: aquellas que permiten establecer una
vinculación entre el sonido y una referencia contextual. Son
propiedades fuertemente vinculadas a la construcción de sentido ya que
operan en la primera elaboración que la percepción hace del objeto.
Referencia a la fuente: todo sonido remite a su fuente sonora.
Referencia a la espacialidad: todo sonido remite a una ubicación en algún punto del espacio y a alguna distancia particular.
Referencia al contexto histórico cultural: algunos sonidos aluden a épocas determinadas y a situaciones culturales específicas.
Referencias subjetivas: los sonidos pueden asociarse a sensaciones, emociones, recuerdos, experiencias del sujeto.
b.-
Propiedades acústicas: aquellas que definen al sonido en sí, más allá
de la relación que se pueda hacer entre el sonido y cualquier
referencia externa. Estas propiedades son la altura, la duración, la
intensidad y el timbre. Hay que tener en cuenta que todas se relacionan
e influyen entre sí, que se perciben por comparación relativa y que
entre las distintas posibilidades de ocurrencia de cada una existen
grados.
Altura
La
altura del sonido está dada por su frecuencia. Se describe a través de
dos parámetros: la zona de registro en la que ocurre (registro grave,
medio o agudo) y la tonicidad de dicha altura (sonidos tónicos o no
tónicos, o de masa tónica o masa compleja según la terminología de
Schaeffer)
El
registro es una cualidad relativa: una misma altura puede resultar
grave en un instrumento y aguda en otro (por ejemplo, el sonido más
grave de un violín es agudo para un contrabajo)
La
tonicidad depende de la especificidad de la altura: si el sonido da una
altura única, identificable (lo que permite, por ejemplo, cantarla o
anotarla en el pentagrama) se lo denomina tónico o puntual. Ejemplos:
los sonidos de los instrumentos tradicionales de la orquesta; la voz al
cantar, un silbido, etc. Si el sonido está compuesto por varias alturas
superpuestas (las cuales podrán ser más o menos identificables) se lo
denomina no tónico, complejo o no puntual. Por ejemplo, el golpe del
pie contra el piso, la tele cuando no sintoniza ningún canal, los
instrumentos de percusión tipo maraca o shaker. Algunos sonidos pueden
ubicarse en una situación intermedia, o sea, no perder su tonicidad (la
posibilidad de asociarlos a una altura específica) aún estando
compuestos por varias alturas. Por ejemplo, la altura del sonido de los
teléfonos de discado por tonos o el sonido de algunas campanas.
A
su vez, la altura del sonido puede ser estable o variable (en esto se
relacionará con la propiedad duración): durante su transcurso el sonido
puede mantener su altura o variarla. Por ejemplo, el sonido de una
puerta chirriante al abrirse suele tener altura variable.
Duración
Los
sonidos tienen una dimensión temporal. Pueden ser cortos, medios o
largos y todas las gradualidades que se puedan establecer entre “corto”
y “largo”. Lo importante de la dimensión temporal es que el sonido
puede variar o no durante el tiempo de su ocurrencia y el juego que se
establezca entre la duración y la variación o permanencia será útil
como herramienta compositiva.
Intensidad
Se
refiere al volumen del sonido, a la amplitud de la onda sonora. Puede
ser fuerte, media o suave. También puede ser estable o variable, y la
variación puede ser más o menos gradual.
Timbre
Es
la cualidad más compleja del sonido ya que alude a su aspecto más
material si es que fuera posible hacer una analogía táctil con el
sonido. Además el timbre incluye a las otras tres propiedades.
En principio se deben considerar en la constitución del timbre dos aspectos:
Su
composición armónica (cantidad y orden de los armónicos que componen el
espectro sonoro) y su modo de comenzar, permanecer y terminar. Esto
último se denomina más específicamente ataque, cuerpo y extinción. El
ataque, modo de comienzo de un sonido, puede ser impulsivo o gradual.
Los sonidos de ataque impulsivo resultarán más duros y los de ataque
gradual más blandos. El cuerpo tiene que ver con la dimensión temporal
y con lo que ocurre mientras dura (si hay o no variaciones). La
extinción se refiere a cómo el sonido se apaga: súbita o gradualmente.
Ejemplos: una cuerda al aire de una guitarra ejecutada con púa tendrá
un ataque súbito y una extinción gradual; soplar un silbato produce un
sonido de ataque y extinción súbitas y con un cuerpo que puede
desarrollarse tanto como nos de el aire. Un golpe de baqueta sobre un
parche produce un sonido que es puro ataque (o pura extinción).
Lo
que es muy importante señalar es que el timbre del sonido no es su
fuente sonora. No hay un “timbre de piano”, por ejemplo. El piano tiene
un timbre muy distinto en su región aguda que en su región grave. La
guitarra produce timbres distintos si se pulsan las cuerdas con la yema
de los dedos o con las uñas. Un mismo sonido varía de timbre de acuerdo
a cómo se lo ataca. Los instrumentistas obtienen diferentes timbres de
su instrumento de acuerdo a las indicaciones de la partitura y a las
decisiones expresivas que toma el ejecutante.
Tipología de Pierre Schaeffer para el análisis del sonido
La
tipología de Schaeffer es interesante porque permite pensar en las
propiedades del sonido de una manera bastante articulada (decíamos más
arriba que las propiedades se relacionan e influyen entre sí)
Schaeffer discrimina en un sonido su masa (envolvente espectral: “el modo de ocupación del campo de las alturas por parte del sonido”) y su forma o factura (envolvente dinámica: “el modo en que se prolonga o no en la duración”).
La masa de un sonido puede ser tónica (cuando posee una altura puntual), compleja (cuando posee una altura indefinida o no puntual) o variable (cuando cambia de altura, sea esta puntual o no)
La forma o factura de un sonido puede ser formada (cuando el sonido tiene ataque, cuerpo y extinción), impulsiva (cuando el sonido no se mantiene el el tiempo, por lo que sólo se percibe el ataque) o iterada
(el caso de aquellos sonidos que se prolongan mediante una repetición
de impulsos tan cercanos que se perciben como una unidad).
Mediante
las combinaciones de todas estas variables se obtienen tipificaciones
para analizar y construir distintos sonidos. Por ejemplo, una nota
sostenida en una flauta es un sonido de masa tónica y forma formada;
una nota pizzicatto (pellizcar la cuerda con lois dedos) en un violín
es de masa tónica pero de forma impulsiva; una ráfaga de ametralladora
es de masa compleja y forma iterada; etc.
Percepción del campo sonoro
Es
obvio que los sonidos ocurren dentro de umbrales perceptuales. Aquellos
demasiado débiles o demasiado breves o demasiado graves o agudos como
para ser percibidos, o aquellos tan intensos como para obturar la
capacidad perceptual, constituyen dichos umbrales.
Cada
sonido es pasible de ser percibido como una entidad única, pero en
general tanto en la música como en las bandas sonoras (o en el paisaje
sonoro de la realidad, para usar un término de Murray Schaffer) se
trata de cadenas sonoras complejas, donde los sonidos están juntos,
separados, en sucesión o en superposición.
Aquí entran a jugar otros aspectos: la relatividad de las propiedades del sonido, la semejanza y el contraste.
Existe
un registro perceptual de “lo agudo”, “lo grave”, “lo fuerte” “lo
suave”, etc., pero cada sonido va a ser siempre más o menos grave,
agudo, fuerte o suave que otro.
Por
otro lado, los sonidos más parecidos tenderán a agruparse y los menos
parecidos, a separarse. El parecido puede estar tanto en la altura como
en la intensidad, la duración o el timbre. Por ejemplo: en la obra “El
martillo sin dueño” de Pierre Boulez, el compositor agrupa sonidos
breves realizados en el registro agudo que aparecen a gran velocidad y
va separando los distintos grupos por silencios. Tímbricamente los
sonidos son diferentes pero el registro y la duración los vuelven
semejantes.
Lo
diferente tenderá a separarse, por contraste. Sobre un contexto que
tenga algún grado de homogeneidad, un sonido que presente alguna
particularidad se destacará, se volverá pregnante. El grado de
diferencia necesaria estará dado por el contexto y por el planteo que
el compositor haga respecto del trabajo con sus materiales sonoros. Por
ejemplo: el minimalismo en música, que trabaja sobre el concepto de
máxima repetición y mínima variación, establece contextos donde un
material muy simple se repite constantemente durante un tiempo
suficiente como para volverse estable y entonces se introduce una
mínima variación (por ejemplo, un sonido cambia mínimamente de altura o
de intensidad o aparece un nuevo sonido, etc.) que se destaca
notablemente en el continuo hasta que por la repetición vuelve a ser
absorbido por éste hasta la aparición de un nuevo evento mínimo.
Apunte preparado por la Prof. María Elena Larregle
para la cátedra de Lenguaje Multimedial I
Julio de 2007
Bibliografía ampliatoria
Belinche, D. y Larregle, M.E. (2006) Apuntes sobre Apreciación Musical, La Plata, EdULP
Chion, M. (1999) El sonido, Barcelona, Paidós.
Schaeffer, P. (1988) Tratado de los objetos musicales, Madrid, Alianza
Schaffer, M. (1984) El nuevo paisaje sonoro, Bs. As., Ricordi
1 comentarios:
excelente aporte yo que no entendia nada de lo q decia mi profesor gracias a lo q escribiste ahora entiendo todo jaja :D
10 puntos
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