lunes, 24 de junio de 2013

El lado oscuro de Google


Mientras los usuarios conocemos a Google como una herramienta fundamental que ha revolucionado la era digital, una página que nos provee de información organizada y que permite navegar por las páginas de Internet de todo el mundo; hay profesionales que han investigado y siguen investigando esta compañía porque saben que todo no es tan bueno como parece.

                Este argumento se puede resumir en datos específicos que no todos conocemos como “el fichaje multimillonario del directivo de Microsoft Kai Fu-Lee, depositario de importantes secretos industriales, o la oferta de 50 millones de dólares a AOL a cambio de romper su contrato con Yahoo!”. También sabemos que entre las bondades que Google difunde de sí misma no están las 133 webs censuradas en Europa, el sometimiento a las presiones censoras del Gobierno chino o la cancelación de la publicidad del grupo ecologista Oceana 36 para evitar problemas con uno de sus inversores: la Royal Caribbean Cruise Lines. Solo tres ejemplos de cómo Google Corporation viola los principios de neutralidad y libertad de acceso y expresión en la Red para salvaguardar sus propios intereses. Parece que esta empresa entiende perfectamente cómo deshacerse de sus problemas y para mantener su negocio seguro. Pero no siempre el dinero arregla todo, esto en algún momento terminará y no falta mucho para que ese día llegue.

                La realidad es que este tema es muy polémico y da para largas discusiones. Por eso es importante concientizarnos de lo que está sucediendo. Como usuarios de Google, que le ofrecemos diariamente información, con solo utilizar el buscador, tenemos derecho a saber que ocurre con ella.

                Conociendo un poco más a Google como empresa sabemos que, en su estrategia de expansión, Google también se aprovecha de la filosofía del software libre para su propio beneficio. Hace un uso selectivo del código abierto para modificar programas cuyas mejoras no hace públicas, pone a disposición libre de los programadores herramientas que le permiten controlar y apropiarse del trabajo realizado con ellas, y ofrece a sus trabajadores un 20% del tiempo de trabajo para investigaciones propias, que pasan a ser propiedad exclusiva de la empresa.

                Desde que en 1996 Larry Page y Sergei Brin desarrollaron uno de los algoritmos más famosos y mejor guardados del mundo, el Page Rank(TM), Google ha consolidado su carácter de gran empresa hasta convertirse en el principal aspirante al monopolio de la información en la era digital. Esto en parte es posible gracias a los inmensos ingresos proporcionados por un modelo de publicidad personalizada, basada en los perfiles que la máquina Google dibuja de los usuarios, utilizando el rastro que éstos dejan con el empleo diario del buscador y otros servicios de uso gratuito. El colectivo Ippolita muestra la clara ambición hegemónica de Google y, con ella, uno de los principales peligros de nuestra era: la concentración en unas pocas manos del acceso a la información y la tecnología, poniendo en riesgo un sinfín de derechos ya coartados en el mundo material y seriamente amenazados en el espacio virtual.

                La imagen sobria y luminosa de su página principal oculta un reverso más prosaico y turbio en el que se adentra El lado oscuro de Google. “Don’t be evil” (no seas malo), el lema de cabecera de la multinacional que quiso ser un «gigante bueno», entra en abierta contradicción con la agresividad de su política empresarial.

                Éste libro revela verdades muy bien ocultadas por años, y nos cuenta las repercusiones que han tenido al salir a la luz.

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