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domingo, 18 de diciembre de 2016

FOTÓGRAFAS DE PRENSA.

El 4 de marzo de 1888 se incluyó por primera vez una fotografía en el periódico neoyorkino Daily Graphic. Sin embargo, en España la primera fotografía había sido publicada en el Diario de Valencia en 1852. Se trataba de un daguerrotipo realizado por Pascual Pérez Rodríguez. En cualquier caso, no sería hasta el periodo comprendido entre las dos guerras mundiales o de entreguerras, cuando eclosionó aquel embrión del fotoperiodismo.
A finales del siglo XIX se desarrolla la prensa rotativa y se inventa la linotipia. Ambas tecnologías serán claves para las tiradas diarias de los periódicos y la posibilidad de incluir fotografías en ellos. En 1925, Ernst Leitz presentó su cámara Leica I de muy fácil manejo y portabilidad y en 1930 aparecieron los primeros flashes de bombilla. Estos nuevos dispositivos permitieron que el fotógrafo llevara muy poco peso, facilitando la captura de la imagen al instante y su divulgación en un tiempo record.
Alemania no solo disponía de empresas fabricantes de cámaras y objetivos de buena calidad (Leitz y Zeiss), sino de una producción editorial sorprendente. En 1927 circulaban en Alemania más de 4.700 periódicos y revistas semanales. El jefe de redacción del periódico Münchner Illustrierte, Stefan Lorant, tuvo la idea de contar una noticia mediante una serie de imágenes, lo que hoy llamamos reportaje gráfico o fotorreportaje. El fotógrafo Erich Salomon mejoró considerablemente esta idea en la revista Neuer Berliner Zeitung cuando entró como redactor jefe en 1931. Desde 1927, tenía la fama de conseguir fotografías "robadas" con numerosas tretas e imaginación. Una vez cubrió la noticia del juicio de un asesino de policías con una cámara escondida en su sombrero bombín. En ese mismo periódico trabajaba en 1930, la jovencísima Eva Besnyö (1910-2002). Acababa de llegar de Hungría, donde fue vecina de un desconocido Endre Friedmann (que después se convertiría en Robert Capa) y a quien le transmitió su pasión por la fotografía. En 1931, se estableció por su cuenta y trabajó para la agencia Neofot Picture, pero ante el acoso nazi, tuvo que huir a Amsterdam en 1932.

Henri Cartier-Bresson
En 1928, vio la luz la revista francesa Vu, que presentaba los reportajes con muchas fotografías en una misma página, en contra de los cánones vigentes establecidos por L´Illustration: una foto por página. Lucien Vogel fue su primer director. En 1932, Henri Cartier-Bresson publicó su primer reportaje en esta revista. Vu fue una de las pocas publicaciones que advirtieron abiertamente del peligro de Hitler, mostrando un reportaje gráfico de los primeros campos de concentración alemanes, en mayo de 1933. Aquel año, Gisèle Freund (1908-2000) llegó a Francia huyendo de los nazis, con numerosos negativos ocultos en su cuerpo. A pesar de su juventud, fotografío con maestría las revueltas demócratas de mayo de 1932 en Franckfort en contra del nazismo. La cámara Leica que utilizó se la regaló su padre cuando Gisèle tenía 10 años. Ya en París, comenzó a interesarse por retratar a escritores y artistas, afición que mantendría a lo largo de su vida.

Las publicaciones gráficas tuvieron mucho éxito y fueron muchas las que adoptaron el fotorreportaje como método para relatar las noticias. Esta nueva técnica periodística atravesó el Atlántico y fue adoptada por conocidas revistas como estadounidenses como Vogue o Harper´s Bazaar. Life lo hizo desde su fundación por Henry R. Luce, en 1936.

Con el fotorreportaje nacieron los fotorreporteros y las fotorreporteras. Muchas de las mujeres que se dedicaban a la fotografía en aquella época de entreguerras comenzaron a salir a la calle y realizar sus primeros reportajes. Muchas de estas publicaciones optaban por no tener fotógrafos en nómina y la figura del fotorreportero free-lance era muy común. Los free-lance eran autónomos en el más amplio sentido de la palabra. Tomaban las fotografías, las revelaban e iban después tocando a la puerta de cada revista, intentando venderlas. Pronto tuvieron que servirse de las agencias de noticias para dedicarse a tomar fotografías y no perder tiempo en ir vendiéndolas por las publicaciones. Las revistas más prestigiosas optaban por tener en nómina a grandes fotógrafos, como signo de calidad y prestancia de su publicación. Este era el caso de Vogue y Life. La irrupción del color con las primeras películas Kodakchrome y Agfacolor, entre los años 1935 y 1936, hacen a estas publicaciones aún más atractivas.

Dorothea Lange, fue una de las exponentes más destacables del género documental. Lange animó a Consuelo Kanaga (1894-1978) a dedicarse a la fotografía profesional. Desde 1915, Kanaga trabajaba entonces como cronista del periódico San Francisco Chronicle. A veces realizaba también fotografías para cubrir la noticia. En 1922 se trasladó a Nueva York para trabajar como fotorreportera en el periódico New York American. Se puede decir que fue la primera mujer fotorreportera de la que se tiene noticia. En Nueva York, Kanaga conoció a Stieglitz y participó en varias exposiciones del Grupo f/64. Sobre todo destacó por la labor de documentación de la vida de la población negra americana. En 1931, contrató al afroamericano Eluard Luchell McDonald como chófer y asistente. Comenzó a fotografiar a él y a su familia. La fuerza de estas fotografías y la lucha de los afroamericanos por la igualdad le impresionaron tanto que mantuvo su apoyo contra el racismo hasta el final de su vida.
Fotógrafa: Dorothea Lange

El crack bursátil de 1929 había marcado el comienzo de un periodo convulso, que dio el pistoletazo de salida de una intensa labor de fotoperiodismo y de documentación gráfica. En Estados Unidos, son varias las mujeres que salen a la calle a fotografiar la cruda realidad de las consecuencias directas de la ruina financiera de este país. En 1932, la citada Dorothea Lange viajó a los Estados afectados por la Dust Bowl, donde fotografío la horda de agricultores sin tierra que emigraban a las vegas de la costa oeste de Estados Unidos.
Entre aquellos jornaleros viajaba el joven matrimonio formado por el fotógrafo Otto Hagel y Hansel Mieth (1909-1998). Ambos emigraron a Estados Unidos en 1930 desde Alemania. A su llegada, el país estaba en plena depresión y se ganaron la vida como jornaleros durante varios años. Con una Leica de segunda mano fotografiaron la vida en estos campos. En 1935, se trasladaron a San Francisco y fotografiaron las mismas calles llenas de indigentes y parados que fotografió Lange unos años antes. La pareja vendía directamente sus fotografías a la prensa y pronto llamaron la atención de Lange y del Grupo f/64. Sin embargo, a Mieth le gustaba más el reportaje que la documentación y fue una de las dos únicas mujeres que entraron en la nómina de Life (la otra era Margaret Bourke-White). Mieth perdió su trabajo en Life en los primeros años 50, al negarse a delatar a sus amigos. Fue citada por el Comité de Actividades Antiamericanas y rehusó a declarar, por lo que fue incluida en la lista negra y "sus amigos de siempre" le dieron de lado.

La fotografía publicitaria, tal y como la conocemos hoy en día, comenzó en la década de 1920, pero es en la década de los años 60 cuando cobra más importancia. La fotógrafa Louise Dahl-Wolfe (1895-1989) fue pionera en mostrar a las modelos en exteriores, aprovechando la luz natural mediante reflectores. Entró en el mundo de la fotografía gracias a Anne Brigman (1869-1950), una fotógrafa del grupo Photo Seccesión. Louise trabajó desde 1936 hasta 1958, como fotógrafa en la revista estadounidense Harper´s Bazaar. Desde 1958 hasta su retiro en 1960, trabajó como freelance para Vogue, Sports Illustrated y otras. Su marido, el escultor Mike Meyer Wolf fue responsable de las escenografías de sus fotografías de moda. Aunque ella prefería el retrato, se la conoce más por su creatividad en la forma de presentar a sus modelos. De ella aprenderían los famosos fotógrafos de moda Richard Avedon (1923-2004) y Milton H. Greene (1922-1985), quien fue su asistente en la década de los 40.

Fotografía de Louise Dahl-Wolfe para Harper's Bazaar.