La evolución del arte rupestre ha sido variada en temas, zonas y estilos durante todos los miles de años durante los cuales existió. Por ejemplo, el techo de polícromos de Altamira contiene una cierva y casi todo lo demás son bisontes, en Rouffignac predominan los mamuts y los rinocerontes lanudos, en Niaux y Lascaux los caballos, uros y también bisontes.