El acrónimo XML representa uno de los grandes inventos pensados
para la Red y que como ya ocurriera con otros tantos fue co-creación
de un trabajador de Sun Microsystems, empresa californiana de alta
tecnología. En los inicios de este lenguaje, estuvo el desarrollador
de Sun Jon Bosak y su equipo. Y fueron sobre todo Tim Bray y C.M.
Sperberg-McQueen los que escribieron las 26 páginas con las
especificaciones del XML en un trabajo que empezó a finales de
agosto 1996 y que fue finalizado en noviembre del mismo año. Dos
años después, en 1998, el W3C aprobó las especificaciones de la
versión 1.0 de este nuevo lenguaje.
XML significa eXtensible Markup Language , es decir,
lenguaje de marcas ampliable. Se trata de un lenguaje de descripción
de documentos que nos permite definir etiquetas contenedoras de
datos que van a ser controlados por los desarrolladores de una
manera parecida a la de un gestor de base de datos. En XML, al
contrario que en HTML, el autor es el que domina el documento en su
estructura. Es por lo tanto un lenguaje de futuro al que estamos
caminando vía XHTML, el puente natural hacia el XML.
XML está diseñado como lenguaje para datos que debamos
estructurar. Por ejemplo, pensemos en listas de alumnos, de
direcciones u otros datos que se administren en forma de tabla,
trabajos científicos de toda índole o precios de productos y sus
características. Con XML, almacenamos los datos, controlando la
estructura del documento gracias a las etiquetas que nosotros mismos
podemos crear basándonos en un DTD o gramática que invoque a los
datos contenidos en el documento llamando a los atributos. Gracias a
las hojas de estilo (XSLT) podemos dar distintas formas o
apariencias, para que entendamos todos, a los datos que hemos creado
con las etiquetas en XML. Es el poder del control de los datos y su
posterior presentación en distintos estilos gracias a las
especificaciones de XSLT.
Pero, veamos un documento con etiquetas XML para que nos demos
una mejor idea de cómo se generan los contenedores de datos que nos
van a permitir controlar la estructura del documento. Fijémonos en
las etiquetas que van en negrita y que marcan los dos libros de la
lista llamada "mibiblioteca".:
<?xml version="1.0" encoding="ISO-8859-1"?>
<mibiblioteca>
<libro>
<titulo>Información
audiovisual</titulo>
<autor>Mariano
Cebrián</autor>
<editorial>Síntesis</editorial>
<ciudad>Madrid</ciudad>
<anho>1998</anho>
</libro>
<libro>
<titulo>Tecnología
audiovisual</titulo>
<autor>Enrique
Torán</autor>
<editorial>Síntesis</editorial>
<ciudad>Madrid</ciudad>
<anho>1998</anho>
</libro>
</mibiblioteca>
De esta forma tan elegante podemos ir construyendo nuestra "base
de datos" con los libros que tenemos en nuestra biblioteca. Como se
puede apreciar en las etiquetas, la fuerza de XML se hace evidente,
ya que el contenido queda amarrado, por decirlo de alguna forma,
dentro de las etiquetas contenedoras de los datos estructurados.
Esto no lo puede hacer HTML, mientras que, XML tiene como misión eso
mismo. Haced la prueba con el documento para ver como queda en un
browser de última generación. |