Ampliación: Aparatos abiertos y cerrados
Los sistemas circulatorios abiertos son típicos de artrópodos y moluscos no cefalópodos (por ejemplo almejas, caracoles...). En ellos los vasos sanguíneos no forman un circuito completo, sino que la sangre sale de los vasos y baña los diferentes tejidos y cavidades del cuerpo para volver después al corazón. De hecho, en algunas ocasiones, la sangre ni siquiera circula por vasos y entra y sale directamente del corazón.
En la circulación abierta conlleva un volumen de sangre muy grande y una presión baja, lo que origina un flujo sanguíneo muy lento. Por esto no se considera un sistema eficaz. No parece que fuera posible en animales grandes. De hecho en los moluscos cefalópodos, que son los más grandes, activos y complejos en su grupo, hay un aparato circulatorio cerrado.
Los sistemas circulatorios cerrados son los más frecuentes y también los más eficaces. En ellos la sangre circula siempre por el interior de vasos sanguíneos. Podemos encontrar este tipo de sistema en moluscos cefalópodos, los anélidos y los vertebrados. En estos sistemas el plasma sanguíneo intercambia sustancias con el líquido intersticial que baña las células. En algunos grupos, el exceso de líquido intersticial puede ser drenado por un sistema complementario que es el sistema linfático. Al circular la sangre siempre por tubos la presión puede ser mayor y la circulación más rápida, lo que permite un intercambio más rápido de sustancias en las células de los tejidos.