Ampliación: Corazón de artrópodos
Es de tipo abierto, es decir, que en ocasiones la sangre sale de los vasos hacia espacios o senos que bañan a los tejidos.
El aparato circulatorio de los artrópodos tiene un corazón tubular (generalmente), en posición dorsal, sostenido mediante ligamentos y en algunos casos por los músculos alares.
Este corazón tubular tiene pares de orificios laterales (ostiolos) por donde entra la sangre al corazón desde la cavidad pericárdica.
El corazón continúa a ambos lados para desembocar el la aorta anterior y posterior. Estas arterias se dividen varias veces hasta formar una red capilar que desemboca en senos repartidos por todo el cuerpo.
Los vasos y los ostiolos tienen válvulas que impiden el retorno de la sangre.
Desde los senos, un sistema de vasos recoge la sangre y la devuelve a la cavidad pericárdica, pasando antes por las branquias, si se trata de crustáceos. Los insectos no tienen branquias sino tráqueas que llevan el oxígeno directamente desde el exterior, por una red de tubos hasta los tejidos. Por eso, en los insectos el aparato circulatorio no lleva gases respiratorios.
Aunque hay senos, la circulación no es caótica debida a unas membranas que establecen una dirección para el paso del fluido.
En insectos, además, hay corazones auxiliares en alas, antenas y patas que laten independientemente del corazón central.