Fernández Almagro 1.Teorías 2.Nocturnos de la ventana 3.Canciones para niños 4. Andaluzas 5.Tres retratos con sombra 6.Juegos 7.Canciones de luna 8.Eros con bastón 9.Trasmundo 10.Amor 11.Canciones para terminar |
13.Nocturno esquemático 14.La canción del colegial 15.(El canto quiere ser luz) 16.Tío vivo 17.Balanza 18.Canción con movimiento 19.Refrán 20.Friso 21.Cazador 22.Fábula 23.(Agosto) 24. Arlequín 25.Cortaron tres árboles |
A la memoria de José Ciria y Escalante, poeta 26.I 27.II 28.III 29.IV ...oooOOOooo... |
3. Canciones para niños A la maravillosa niña Colomba Morla Vicuña, dormida piadosamente el día 8 de agosto de 1928 30. Canción china en Europa 31. Cancioncilla sevillana 32. Caracola 33. (El lagarto está llorando) 34. Canción cantada 35. Paisaje 36. Canción tonta |
4. Andaluzas (en la irregularidad simétrica del Japón) 37. Canción del jinete (1860) 38. Adelina de paseo 39. (Zarzamora con el tronco gris) 40. (Mi niña se fue a la mar) 41. Tarde 42. Canción del jinete 43. Es verdad 44. (Arbolé, arbolé) 45. (Galán) |
5. Tres retratos con sombras 46. Verlaine 47.Juan Ramón Jiménez 48. Debussy |
6. Juegos En grand Plain 49. Ribereñas 50. A Irene García 51. Al oído de una muchacha 52. (Las gentes iban) 53. Canción del mariquita 54. Árbol de canción 55. (Naranja y limón) 56. La calle de los mundos |
7. Canciones de luna 57. La luna asoma 58. Dos lunas de tarde 59. Lunes, miércoles y viernes 60. Murió al amanecer 61. Primer aniversario 62. Segundo aniversario 63. Flor |
8. Eros con bastón (1925) 64. Susto en el comedor 65. Lucía Martínez 66. La soltera en misa 67. Interior 68. Nu 69. Serenata. 70. En Málaga |
9. Trasmundo 71. Escena 72. Malestar y noche 73. El niño mudo 74. El niño loco 75. Desposorio 76. Despedida 77. Suicidio |
10. Amor 78. Cancioncilla del primer beso 79. En el Instituto y en la Universidad 80. Madrigalillo 81. Eco 82. Idilio 83. (Narciso) 84. Granada y 1850 85. Preludio 86. (Preludio) 87. Soneto |
11. Canciones para terminar 88. De otro modo 89. Canción de Noviembre y Abril 90. (Agua, ¿dónde vas?) 91. El espejo engañoso 92. Canción inútil 93. Huerto de marzo 94. Dos marinos en la orilla 95. Ansia de estatua 96. Canción del naranjo seco 97. Canción del día que se va |
Teorías Canción de las siete doncellas. (Teoría del arco iris) Cantan las siete doncellas. (Sobre el cielo un arco de ejemplos de ocaso.) Alma con siete voces las siete doncellas. (En el aire blanco siete largos pájaros.) Mueren las siete doncellas. (¿Por qué no han sido nueve? ¿Por qué no han sido veinte?) El río las trae, nadie puede verlas. Índice......Siguiente |
Teorías Nocturno esquemático. (Teoría del arco iris) Hinojo, serpiente y junco. Aroma, rastro y penumbra. Aire, tierra y soledad. (La escala llega a la luna.) |
Teorías Canción del colegial. Sábado. Puerta de jardín. Domingo. Día gris. Gris. Sábado. Arcos azules. Brisa. Domingo. Mar con orillas, Metas. Sábado. Semilla estremecida. Domingo. (Nuestro amor se pone amarillo.) Anterior......Índice......Siguiente |
Teorías (El canto quiere ser luz) El canto quiere ser luz. En lo oscuro el canto tiene hilos de fósforo y luna. La luz no sabe qué quiere. En sus límites de ópalo, se encuentra ella misma, y vuelve. |
Teorías Tío vivo. A José Bergamín Los días de fiesta van sobre ruedas. El tío-vivo los trae, y los lleva. Corpus azul. Blanca Nochebuena. Los días abandonan su piel, como las culebras, con la sola excepción de los días de fiesta. Estos son los mismos de nuestras madres viejas. Sus tardes son largas colas de moaré y lentejuelas. Corpus azul. Blanca Nochebuena. El tío-vivo gira colgado de una estrella. Tulipán de las cinco partes de la tierra. Sobre caballitos disfrazados de panteras los niños se comen la luna como si fuera una cereza. ¡Rabia, rabia, Marco Polo! Sobre una fantástica rueda, los niños ven lontananzas desconocidas de la tierra. Corpus azul. Blanca Nochebuena. Anterior......Índice......Siguiente |
Teorías Balanza La noche quieta siempre. El día va y viene. La noche muerta y alta. El día con un ala. La noche sobre espejos y el día bajo el viento. |
Teorías Canción con movimiento. Ayer. (Estrellas azules.) Mañana. (Estrellitas blancas.) Hoy. (Sueño flor adormecida en el valle de la enagua.) Ayer. (Estrellas de fuego.) Mañana. (Estrellas moradas.) Hoy Este corazón, ¡Dios mío! ¡Este corazón que salta! Ayer. (Memoria de estrellas.) Mañana. (Estrellas cerradas.) Hoy... (¡Mañana!) ¿Me marearé quizá sobre la barca? ¡Oh los puentes del Hoy en el camino de agua! Anterior......Índice......Siguiente |
Teorías Refrán pasa volando. Y Enero sigue tan alto. Enero, sigue en la noche del cielo. Y abajo Marzo es un momento. Enero. Para mis ojos viejos. Marzo. Para mis frescas manos. |
Teorías Friso A Gustavo Durán. Tierra Las niñas de la brisa van con sus largas colas. Cielo Los mancebos del aire saltan sobre la luna. |
Teorías Cazador ¡Alto pinar! Cuatro palomas por el aire van. Cuatro palomas vuelan y tornan. Llevan heridas sus cuatro sombras. ¡Bajo pinar! Cuatro palomas en la tierra están. |
Teorías Fábula Unicornios y cíclopes. Cuernos de oro y ojos verdes. Sobre el acantilado, en tropel gigantesco, ilustran el azogue sin cristal, del mar. Unicornios y cíclopes. Una pupila y una potencia. ¿Quién duda la eficacia terrible de esos cuernos? ¡Oculta tus blancos, Naturaleza! |
Teorías (Agosto) Agosto. Contraponientes de melocotón y azúcar, y el sol dentro de la tarde, como el hueso en una fruta. La panocha guarda intacta su risa amarilla y dura. Agosto. Los niños comen pan moreno y rica luna. |
Teorías Arlequín Teta roja del sol. Teta azul de la luna. Torso mitad coral, mitad plata y penumbra. |
Teorías Cortaron tres árboles A Ernesto Halffter. Eran tres. (Vino el día con sus hachas.) Eran dos. (Alas rastreras de plata.) Era uno. Era ninguno. (Se quedó desnuda el agua.) |
Bajo corre el viento. (Mis largas miradas, exploran el cielo.) Luna sobre el agua. Luna bajo el viento. (Mis cortas miradas, exploran el suelo.) Las voces de dos niñas venían. Sin esfuerzo, de la luna del agua, me fui a la del cielo. |
Un brazo de la noche entra por mi ventana. Un gran brazo moreno con pulseras de agua. Sobre un cristal azul jugaba al río mi alma. Los instantes heridos por el reloj pasaban. |
Asomo la cabeza por mi ventana, y veo cómo quiere cortarla la cuchilla del viento. En esta guillotina invisible, yo he puesto la cabeza sin ojos de todos mis deseos. Y un olor de limón llenó el instante inmenso, mientras se convertía en flor de gasa el viento. |
Al estanque se le ha muerto hoy una niña de agua. Está fuera del estanque. sobre el suelo amortajada. De la cabeza a sus muslos un pez la cruza, llamándola. El viento le dice "niña", mas no puede despertarla. El estanque tiene suelta su cabellera de algas y al aire sus grises tetas estremecidas de ranas. Dios te salve, Rezaremos a Nuestra Señora de Agua por la niña del estanque muerta bajo las manzanas. Yo luego pondré a su lado dos pequeñas calabazas para que se tenga a flote, ¡ay!, sobre la mar salada. Residencia de estudiantes. 1923. |
A mi ahijada Isabel Clara La señorita del abanico, va por el puente del fresco río. Los caballeros con sus levitas, miran el puente sin barandillas. La señorita del abanico y los volantes, busca marido. Los caballeros están casados, con altas rubias de idioma blanco. Los grillos cantan por el Oeste. (La señorita. va por lo verde.) Los grillos cantan bajo las flores. (Los caballeros, van por el Norte.) |
A Solita Salinas Amanecía en el naranjel. Abejitas de oro buscaban la miel. ¿Dónde estará la miel? Está en la flor azul, Isabel. En la flor, del romero aquel. (Sillita de oro para el moro. Silla de oropel para su mujer.) Amanecía en el naranjel. |
A Natalia Jiménez Me han traído una caracola. Dentro le canta un mar de mapa. Mi corazón se llena de agua con pececillos de sombra y plata. Me han traído una caracola. |
A mademoiselle Teresita Guillén tocando un piano de siete notas. El lagarto está llorando. La lagarta está llorando. El lagarto y la lagarta con delantaritos blancos. Han perdido sin querer su anillo de desposados. ¡Ay, su anillito de plomo., ay, su anillito plomado! Un cielo grande y sin gente monta en su globo a los pájaros. El sol, capitán redondo, lleva un chaleco de raso. ¡Miradlos qué viejos son! ¡Qué viejos son los lagartos! ¡Ay cómo lloran y lloran. ¡ay! ¡ay!, cómo están llorando! |
En el gris, el pájaro Griffón se vestía de gris. Y la niña Kikirikí perdía su blancor y forma allí. Para entrar en el gris me pinté de gris. ¡Y cómo relumbraba en el gris! |
A Rita, Concha, Pepe y Carmencica. La tarde equivocada se vistió de frío. Detrás de los cristales, turbios, todos los niños, ven convertirse en pájaros un árbol amarillo. La tarde está tendida a lo largo del río. Y un rubor de manzana tiembla en los tejadillos. |
Mamá, yo quiero ser de plata. Hijo, tendrás mucho frío. Mamá. Yo quiero ser de agua. Hijo, tendrás mucho frío. Mamá. Bórdarme en tu almohada. ¡Eso sí! ¡Ahora mismo! |
En la luna negra de los bandoleros, cantan las espuelas. Caballito negro. ¿Dónde llevas tu jinete muerto? ...Las duras espuelas del bandido inmóvil que perdió las riendas. Caballito frío. ¡Qué perfume de flor de cuchillo! En la luna negra sangraba el costado de Sierra Morena. Caballito negro. ¿Dónde llevas tu jinete muerto? La noche espolea sus negros ijares clavándose estrellas. Caballito frió. ¡Qué perfume de flor de cuchillo! En la luna negra, ¡un grito! y el cuerno largo de la hoguera. Caballito negro. ¿Dónde llevas tu jinete muerto? |
La mar no tiene naranjas. ni Sevilla tiene amor. Morena, qué luz de fuego. Préstame tu quitasol. Me pondrá la cara verde, zumo de lima y limón, tus palabras, pececillos, nadarán alrededor. La mar no tiene naranjas. Ay, amor. Ni Sevilla tiene amor! |
Zarzamora con el tronco gris, dame un racimo para mí. Sangre y espinas. Acércate. Si tú me quieres, yo te querré. Deja tu fruto de verde y sombra sobre mi lengua, zarzamora. Qué largo abrazo te daría en la penumbra de mis espinas. Zarzamora ¿dónde vas? A buscar amores que tú no me das. |
Mi niña se fue a la mar, a contar olas y chinas, pero se encontró, de pronto, con el río de Sevilla. Entre adelfas y campanas cinco barcos se mecían, con los remos en el agua y las velas en la brisa. ¿Quién mira dentro la torre enjaezada, de Sevilla? Cinco voces contestaban redondas como sortijas. El cielo monta gallardo al río, de orilla a orilla. En el aire sonrosado, cinco anillos se mecían. |
Tres álamos inmensos y una estrella. El silencio mordido por las ranas, semeja una gasa pintada con lunaritos verdes. En el río, un árbol seco, ha florecido en círculos concéntricos. Y he soñado sobre las aguas a la morenita de Granada. |
Córdoba. Lejana y sola. Jaca negra, luna grande, y aceitunas en mi alforja. Aunque sepa los caminos yo nunca llegaré a Córdoba. Por el llano, por el viento, jaca negra, luna roja. La muerte me está mirando desde las torres de Córdoba. ¡Ay qué camino tan largo! ¡Ay mi jaca valerosa! ¡Ay, que la muerte me espera, antes de llegar a Córdoba! Córdoba. Lejana y sola. |
¡Ay, qué trabajo me cuesta quererte como te quiero! Por tu amor me duele el aire, el corazón y el sombrero. ¿Quién me compraría a mí este cintillo que tengo y esta tristeza de hilo blanco, para hacer pañuelos? ¡Ay, qué trabajo me cuesta quererte como te quiero! |
Arbolé, arbolé seco y verde. La niña de bello rostro está cogiendo aceituna. El viento, galán de torres, la prende por la cintura. Pasaron cuatro jinetes, sobre jacas andaluzas. con trajes de azul y verde, con largas capas oscuras. "Vente a Granada, muchacha." La niña no los escucha. Pasaron tres torerillos delgaditos de cintura, con trajes color naranja y espada de plata antigua. "Vente a Sevilla, muchacha." La niña no los escucha. Cuando la tarde se puso morada, con luz difusa, pasó un joven que llevaba rosas y mirtos de luna. "Vente a Granada, muchacha." Y la niña no lo escucha. La niña del bello rostro sigue cogiendo aceituna, con el brazo gris del viento ceñido por la cintura. Arbolé arbolé seco y verde. |
Galán galancillo. En tu casa queman tomillo. Ni que vayas, ni que vengas, con llave cierro la puerta. Con llave de plata fina. Atada con una cinta. En la cinta hay un letrero: "Mi corazón está lejos." No des vueltas en mi calle. ¡Déjasela toda al aire! Galán, galancillo. En tu casa queman tomillo. |
La canción, que nunca diré, se ha dormido en mis labios. La canción, que nunca diré. Sobre las madreselvas había una luciérnaga, y la luna picaba con un rayo en el agua. Entonces yo soñé, la canción, que nunca diré. Canción llena de labios y de cauces lejanos. Canción llena de horas perdidas en la sombra. Canción de estrella viva sobre un perpetuo día. Verde rumor intacto. La higuera me tiende sus brazos. Como una pantera, su sombra, acecha mi lírica sombra. La luna cuenta los perros. Se equivoca y empieza de nuevo. Ayer, mañana. negro y verde, rondas mi cerco de laureles. ¿Quién te querría como yo, si me cambiaras el corazón? ... Y la higuera me grita y avanza terrible y multiplicada. |
En el blanco infinito, nieve, nardo y salina, perdió su fantasía. El color blanco, anda, sobre una muda alfombra de plumas de paloma. Sin ojos ni ademán inmóvil sufre un sueño. Pero tiembla por dentro. En el blanco infinito, ¡que pura y larga herida dejó su fantasía! En el blanco infinito. Nieve. Nardo. Salina. La joven muerta en la concha de la cama, desnuda de flor y brisa surgía en la luz perenne. Quedaba el mundo, lirio de algodón y sombra, asomado a los cristales, viendo el tránsito infinito. La joven muerta, surcaba el amor por dentro. Entre la espuma de las sábanas se perdía su cabellera. |
Mi sombra va silenciosa por el agua de la acequia. Por mi sombra están las ranas privadas de las estrellas. La sombra manda a mi cuerpo reflejos de cosas quietas. Mi sombra va como inmenso cínife color violeta. Cien grillos quieren dorar la luz de la cañavera. Una luz nace en mi pecho, reflejado, de la acequia. Niño. ¡Que te vas a caer al río! En lo hondo hay una rosa y en la rosa hay otro río. ¡Mira aquel pájaro! ¡Mira aquel pájaro amarillo! Se me han caído los ojos dentro del agua. ¡Dios mío! ¡Que se resbala! ¡Muchacho! ... y en la rosa estoy yo mismo. Cuando se perdió en el agua comprendí. Pero no explico. |
(Con acompañamiento de campanas) Dicen que tienes cara (balalín) de luna llena. (balalán.) Cuántas campanas ¿oyes? (balalín.) No me dejan. (¡balalán!) Pero tus ojos..., ¡Ah! (balalín) ... perdona, tus ojeras ... (balalán) y esa rosa de oro (balalín) y esa... no puedo, esa... (balalán.) Su duro miriñaque las campanas golpean. ¡Oh tu encanto secreto!..., tu... (balalín lín lín lín...) Dispensa. |
(criada) En el soto, los alamillos bailan uno con otro. Y el arbolé, con sus cuatro hojitas, baila también. ¡Irene! Luego vendrán las lluvias y las nieves. Baila sobre lo verde. Sobre lo verde, verde, que te acompaño yo. ¡Ay cómo corre el agua! ¡Ay mi corazón! En el soto, los alamillos bailan uno con otro. Y el arbolé, con sus cuatro hojitas, baila también. |
No quise. No quise decirte nada. Vi en tus ojos dos arbolitos locos. De brisa, de brisa y de oro. Se meneaban. No quise. No quise decirte nada. |
Las gentes iban y el otoño venía. Las gentes iban a lo verde. Llevaban gallos y guitarras alegres. Por el reino de las simientes. El río soñaba, corría la fuente. ¡Salta. corazón caliente! Las gentes iban a lo verde. El otoño venía amarillo de estrellas, pájaros macilentos y ondas concéntricas. Sobre el pecho almidonado, la cabeza. ¡Párate, corazón de cera! Las gentes iban y el otoño venía. |
El mariquita se peina en su peinador de seda. Los vecinos se sonríen en sus ventanas postreras. El mariquita organiza los bucles de su cabeza. Por los patios gritan loros, surtidores de planetas. El mariquita se adorna con un jazmín sinvergüenza. La tarde se pone extraña de peines y enredaderas. El escándalo temblaba rayado como una cebra. ¡Los mariquitas del Sur cantan en las azoteas! |
Para Ana María Dalí Caña de voz y gesto. una vez y otra vez tiembla sin esperanza en el aire de ayer. La niña suspirando lo quería coger; pero llegaba siempre un minuto después. ¡Ay sol! ¡Ay luna, luna! un minuto después. Sesenta flores grises enredaban sus pies. Mira cómo se mece una y otra vez, virgen de flor y rama, en el aire de ayer. |
Naranja y limón. ¡Ay de la niña del mal amor! Limón y naranja. ¡Ay de la niña, de la niña blanca! Limón. (Cómo brillaba el sol.) Naranja. (En las chinas del agua.) |
Detrás de las inmóviles vidrieras las muchachas juegan con sus risas. (En los pianos vacíos, arañas titiriteras.) Las muchachas hablan de sus novios agitando sus trenzas apretadas. (Mundo del abanico, el pañuelo y la mano.) Los galanes replican haciendo alas y flores con sus capas negras. |
Cuando sale la luna se pierden las campanas y aparecen las sendas impenetrables. Cuando sale la luna, el mar cubre la tierra y el corazón se siente isla en el infinito. Nadie come naranjas bajo la luna llena. Es preciso comer fruta verde y helada. Cuando sale la luna de cien rostros iguales, la moneda de plata solloza en el bolsillo. |
(A Laurita, amiga de mi hermana) La luna está muerta, muerta; pero resucita en la primavera. Cuando en la frente de los chopos se rice el viento del Sur. Cuando den nuestros corazones su cosecha de suspiros. Cuando se pongan los tejados sus sombreritos de yerba. La luna está muerta, muerta; pero resucita en la primavera. (A Isabelita, mi hermana) La tarde canta una berceuse a las naranjas. Mi hermanita canta: La tierra es una naranja. La luna llorando dice: Yo quiero ser una naranja. No puede ser, hija mía, aunque te pongas rosada. Ni siquiera limoncito. ¡Qué lástima! |
Yo era. Yo fui, pero no soy. Yo era... (¡Oh fauce maravillosa la del ciprés y su sombra! Ángulo de luna llena. Ángulo de luna sola.) Yo fui... La luna estaba de broma diciendo que era una rosa. (Con una capa de viento mi amor se arrojó a las olas.) Pero no soy... (Ante una vidriera rota coso mi lírica ropa.) |
Noche de cuatro lunas y un solo árbol, con una sola sombra y un solo pájaro. Busco en mi carne las huellas de tus labios. El manantial besa al viento sin tocarlo. Llevo el No que me diste, en la palma de la mano, como un limón de cera casi blanco. Noche de cuatro lunas y un solo árbol. En la punta de una aguja está mi amor ¡girando! |
La niña va por mi frente. ¡Oh, qué antiguo sentimiento! ¿De qué me sirve, pregunto, la tinta, el papel y el verso? Carne tuya me parece, rojo lirio, junco fresco. Morena de luna llena. ¿Qué quieres de mi deseo? |
La luna clava en el mar un largo cuerno de luz. Unicornio gris y verde, estremecido, pero extático. El cielo flota sobre el aire como una inmensa flor de loto. (¡Oh, tú sola paseando la última estancia de la noche!) |
A Colín Hackforth El magnífico sauce de la lluvia, caía. ¡Oh la luna redonda sobre las ramas blancas! |
A Pepín Bello Eras rosa. Te pusiste alimonada. ¿Qué intención viste en mi mano que casi te amenazaba? Quise las manzanas verdes. No las manzanas rosadas... alimonada... (Grulla dormida la tarde, puso en tierra la otra pata.) |
Lucía Martínez. Umbría de seda roja. Tus muslos como la tarde van de la luz a la sombra. Los azabaches recónditos oscurecen tus magnolias. Aquí estoy, Lucía Martínez. Vengo a consumir tu boca y a arrastrarle del cabello en madrugada de conchas. Porque quiero, y porque puedo. Umbría de seda roja. |
Bajo el Moisés del incienso, adormecida. Ojos de toro te miraban. Tu rosario llovía. Con ese traje de profunda seda, no te muevas, Virginia. Da los negros melones de tus pechos al rumor de la misa. |
Ni quiero ser poeta, ni galante. ¡Sábanas blancas donde te desmayes! No conoces el sueño ni el resplandor del día. Como los calamares, ciegas desnuda en tinta de perfume. Carmen. |
Bajo la adelfa sin luna estabas fea desnuda. Tu carne buscó en mi mapa el amarillo de España. Qué fea estabas, francesa, en lo amargo de la adelfa. Roja y verde, eché a tu cuerpo la capa de mi talento. Verde y roja, roja y verde. ¡Aquí somos otra gente! |
Homenaje a Lope de Vega Por las orillas del río se está la noche mojando y en los pechos de Lolita se mueren de amor los ramos. Se mueren de amor los ramos. La noche canta desnuda sobre los puentes de marzo. Lolita lava su cuerpo con agua salobre y nardos. Se mueren de amor los ramos. La noche de anís y plata relumbra por los tejados. Plata de arroyos y espejos. Anís de tus muslos blancos. Se mueren de amor los ramos. |
Suntuosa Leonarda. Carne pontifical y traje blanco, en las barandas de "Villa Leonarda". Expuesta a los tranvías y a los barcos. Negros torsos bañistas oscurecen la ribera del mar. Oscilando, concha y loto a la vez, viene tu culo de Ceres en retórica de mármol. |
Altas torres. Largos ríos. Toma el anillo de bodas que llevaron tus abuelos. Cien manos, bajo la tierra, lo están echando de menos. Voy a sentir en mis manos una inmensa flor de dedos y el símbolo del anillo. No lo quiero. Altas torres. Largos ríos. |
Abejaruco. En tus árboles oscuros. Noche de cielo balbuciente y aire tartamudo. Tres borrachos eternizan sus gestos de vino y luto. Los astros de plomo giran sobre un pie. Abejaruco. En tus árboles oscuros. Dolor de sien oprimida con guirnaldas de minutos. ¿Y tu silencio? Los tres borrachos cantan desnudos. Pespunte de seda virgen tu canción. Abejaruco. Uco uco uco uco. Abejaruco. |
El niño busca su voz. (La tenía el rey de los grillos.) En una gota de agua buscaba su voz el niño. No la quiero para hablar; me haré con ella un anillo que llevará mi silencio en su dedo pequeñito. En una gota de agua buscaba su voz el niño. (La voz cautiva, a lo lejos, se ponía un traje de grillo.) |
Yo decía: "Tarde" Pero no era así. La tarde era otra cosa que ya se había marchado. (Y la luz encogía sus hombros como una niña.) "Tarde" ¡Pero es inútil! Ésta es falsa, ésta tiene media luna de plomo. La otra no vendrá nunca. (Y la luz como la ven todos, jugaba a la estatua con el niño loco.) Aquélla era pequeña y comía granadas. Esta es grandota y verde, yo no puedo tomarla en brazos ni vestirla. ¿No vendrá? ¿Cómo era? (Y la luz que se iba dió una broma. Separó al niño loco de su sombra.) |
Tirad ese anillo al agua. (La sombra apoya sus dedos sobre mi espalda.) Tirad ese anillo. Tengo más de cien años. ¡Silencio! ¡No preguntadme nada! Tirad ese anillo al agua. |
Si muero. dejad el balcón abierto. El niño come naranjas. (Desde mi balcón lo veo.) El segador siega el trigo. (Desde mi balcón lo siento.) ¡Si muero, dejad el balcón abierto! |
(Quizá fue por no saberte la Geometría) El jovencito se olvidaba. Eran las diez de la mañana. Su corazón se iba llenando de alas rotas y flores de trapo. Notó que ya no le quedaba en la boca más que una palabra. Y al quitarse los guantes, caía, de sus manos, suave ceniza. Por el balcón se veía una torre. El se sintió balcón y torre. Vio, sin duda, cómo le miraba el reloj detenido en su caja. Vio su sombra tendida y quieta en el blanco diván de seda. Y el joven rígido, geométrico, con un hacha rompió el espejo. Al romperlo, un gran chorro de sombra inundó la quimérica alcoba. |
del primer beso En la mañana verde, quería ser corazón. Corazón. Y en la tarde madura quería ser ruiseñor. Ruiseñor. (Alma, ponte color de naranja. Alma, ponte color de amor) En la mañana viva, yo quería ser yo. Corazón. Y en la tarde caída quería ser mi voz. Ruiseñor. ¡Alma, ponte color naranja! ¡Alma, ponte color de amor! |
y en la Universidad La primera vez no te conocí. La segunda, sí. Dime si el aire te lo dice. Mañanita fría yo me puse triste, y luego me entraron ganas de reírme. No te conocí. Sí me conociste. Sí te conocí. No me conociste. Ahora entre los dos se alarga impasible, un mes, como un biombo de días grises. La primera vez no te conocí. La segunda, sí. |
Cuatro granados tiene tu huerto. (Toma mi corazón nuevo.) Cuatro cipreses tendrá tu huerto. (Toma mi corazón viejo.) Sol y luna. Luego... ¡ni corazón ni huerto! |
Ya se ha abierto la flor de la aurora. (¿Recuerdas el fondo de la tarde?) El nardo de la luna derrama su olor frío. (¿Recuerdas la mirada de agosto?) |
(A Enrique Durán) Tú querías que yo te dijera el secreto de la primavera. Y yo soy para el secreto lo mismo que es el abeto. Árbol cuyos mil deditos señalan mil caminitos. Nunca te diré, amor mío, por qué corre lento el río. Pero pondré en mi voz estancada el cielo ceniza de tu mirada. ¡Dame vueltas, morenita! Ten cuidado con mis hojitas. Dame más vueltas alrededor, jugando a la noria del amor. ¡Ay! No puedo decirte, aunque quisiera, el secreto de la primavera. |
Narciso. Tu olor. Y el fondo del río. Quiero quedarme a tu vera. Flor del amor. Narciso. Por tus blancos ojos cruzan ondas y peces dormidos. Pájaros y mariposas japonizan en los míos. Tú diminuto y yo grande. Flor del amor. Narciso. Las ranas, ¡qué listas son! Pero no dejan tranquilo el espejo en que se miran tu delirio y mi delirio. Narciso. Mi dolor. Y mi dolor mismo. |
Desde mi cuarto oigo el surtidor. Un dedo de la parra y un rayo de sol. Señalan hacia el sitio de mi corazón. Por el aire de agosto se van las nubes. Yo, sueño que no sueño dentro del surtidor. |
Las alamedas se van, pero dejan su reflejo. Las alamedas se van. pero nos dejan el viento. El viento está amortajado a lo largo bajo el cielo. Pero ha dejado flotando sobre los ríos sus ecos. El mundo de las luciérnagas ha invadido mis recuerdos. Y un corazón diminuto me va brotando en los dedos. |
Sobre el cielo verde, un lucero verde, ¿qué ha de hacer, amor, ¡ay!... sino perderse? Las torres fundidas con la niebla fría, ¿cómo han de mirarnos con sus ventanitas? Cien luceros verdes sobre un cielo verde, no ven a cien torres blancas, en la nieve. Y esta angustia mía para hacerla viva, he de decorarla con rojas sonrisas. |
Largo espectro de plata conmovida el viento de la noche suspirando abrió con mano gris mi vieja herida y se alejó; yo estaba deseando. Llaga de amor que me dará la vida perpetua sangre y pura luz brotando. Grieta en que Filomena enmudecida tendrá bosque, dolor y nido blando. ¡Ay qué dulce rumor en mi cabeza! Me tenderé junto a la flor sencilla donde flota sin alma tu belleza. Y el agua errante se pondrá amarilla, mientras corre mi sangre en la maleza olorosa y mojada de la orilla. |
La hoguera pone al campo de la tarde unas astas de ciervo enfurecido. Todo el valle se tiende. Por sus lomos, caracolea el vientecillo. El aire cristaliza bajo el humo. Ojo de gato triste y amarillo. Yo, en mis ojos, paseo por las ramas. Las ramas se pasean por el río. Llegan mis cosas esenciales. Son estribillos de estribillos. Entre los juncos y la baja tarde, ¡qué raro que me llame Federico! |
El cielo nublado pone mis ojos blancos. Yo, para darles vida, les acerco una flor amarilla. No consigo turbarlos. Siguen yertos y blancos. (Entre mis hombros vuela mi alma dorada y plena.) El cielo de abril pone mis ojos de añil. Yo, para darles alma, les acerco una rosa blanca. No consigo infundir lo blanco en el añil. (Entre mis hombros vuela mi alma impasible y ciega.) |
Agua, ¿dónde vas? Riyendo voy por el río a las orillas del mar. Mar, ¿adónde vas? Río arriba voy buscando fuente donde descansar. Chopo, y tú ¿qué harás? No quiero decirte nada. Yo..., ¡temblar! ¿Qué deseo, qué no deseo, por el río y por la mar? (Cuatro pájaros sin rumbo en el alto chopo están.) |
Verde rama exenta de ritmo y de pájaro. Eco de sollozo sin dolor ni labio. Hombre y Bosque. Lloro frente al mar amargo. ¡Hay en mis pupilas dos mares cantando! |
Rosa futura y vena contenida, amatista de ayer y brisa de ahora mismo, ¡quiero olvidarlas! Hombre y pez en sus medios, bajo cosas flotantes, esperando en el alga o en la silla su noche, ¡quiero olvidarlas! Yo. ¡Solo yo! Labrando la bandeja donde no irá mi cabeza. ¡Solo yo! |
Mi manzano tiene ya sombra y pájaros. ¡Qué brinco da mi sueño de la luna al viento! Mi manzano da a lo verde sus brazos. Desde marzo, cómo veo la frente blanca de enero! Mi manzano... (viento bajo). Mi manzano... (cielo alto). |
(A Joaquín Amigo) un pez del Mar de la China. A veces se ve cruzar diminuto por sus ojos. Olvida siendo marino los bares y las naranjas. Mira al agua. Lavó sus palabras y se calló. Mundo plano, mar rizado, cien estrellas y su barco. Vio los balcones del Papa y los pechos dorados de las cubanas. Mira al agua. |
Rumor. Aunque no quede más que el rumor Aroma. Aunque no quede más que el aroma. Pero arranca de mí el recuerdo y el color de las viejas horas. Dolor. Frente al mágico y vivo dolor. Batalla. En la auténtica y sucia batalla. ¡Pero quita la gente invisible que rodea perenne mi casa. |
(A Carmen Morales) Leñador. Córtame la sombra. Líbrame del suplicio de verme sin toronjas. ¿Por qué nací entre espejos? El día me da vueltas. Y la noche me copia en todas sus estrellas. Quiero vivir sin verme. Y hormigas y vilanos, soñaré que son mis hojas y mis pájaros. Leñador. Córtame la sombra. Líbrame del suplicio de verme sin toronjas. |
¡Qué trabajo me cuesta dejarte marchar, día! Te vas lleno de mí, vuelves sin conocerme. ¡Qué trabajo me cuesta dejar sobre tu pecho posibles realidades de imposibles minutos! En la tarde, un Perseo te lima las cadenas, y huyes sobre los montes hiriéndote los pies. No pueden seducirte mi carne ni mi llanto, ni los ríos en donde duermes tu siesta de oro. Desde Oriente a Occidente llevo tu luz redonda. Tu gran luz que sostiene mi alma, en tensión aguda. Desde Oriente a Occidente, ¡qué trabajo me cuesta llevarte con tus pájaros y tus brazos de viento! |