Según establece el ya mencionado R.D. sobre requisitos mínimos, los centros docentes han de contar con una o dos pistas polideportivas, según el número de unidades del centro. En cualquier caso, estas pistas han de tener unas dimensiones, también mínimas, de 22 x 44 m, lo que garantizaría unas dimensiones útiles de 20 x 40 m, es decir, las propias de un campo destinado a la práctica del balonmano y fútbol sala, con sus respectivas zonas perimetrales de seguridad. • Dimensiones. La superficie total ha de ser de 968 m2, con una longitud de 44 m y un ancho de 22 m. • Perímetro libre. Dependerá de los campos de juego que alberguen en su interior, pero básicamente han de tener 2 m libres de obstáculos en los fondos y 2 m en los laterales. • Altura libre de obstáculos. Las pistas polideportivas deben carecer, en toda la zona de juego, de cualquier tipo de obstáculo que dificulte la práctica deportiva. • Continuidad de la pista. Deberá estar rematada con un encintado perimetral, y en toda su extensión deberá presentar el mismo nivel, evitando escalones o bordillos que puedan causar accidentes. Es aconsejable que el encintado perimetral garantice, al menos, cinco metros de continuidad en el contorno de la pista. • Orientación. No resulta un factor fundamental. Dado que las normas de diseño recomiendan una orientación N-S, con una pequeña variación en el entorno del N-NE y N-NO, y si tenemos en cuenta que la utilización escolar se lleva a cabo en horario de mañana, y que la pista cuenta seguramente con campos trazados, tanto en sentido longitudinal como transversal, siempre vamos a encontrarnos con algún campo cuya orientación no sea la más conveniente. • Iluminación. Éste no es un requisito imprescindible en las pistas polideportivas docentes, pero es indudable que aumenta la calidad y las posibilidades de uso de las mismas fuera del horario escolar. • Pavimento. Debe presentar una superficie plana y horizontal, sin pendientes ni grietas, con un buen sistema de drenaje. Deberá ser homogéneo, no abrasivo, elástico, aunque dotado de seguridad a la pisada y que permita un cierto deslizamiento que pueda ser controlado por el jugador.