Para garantizar la seguridad en la acción, las salas escolares, además de una superficie suficiente, deben contar con una serie de requisitos (que sintetizamos a continuación) que las conviertan en lugares de trabajo sanos y seguros, cuya comodidad y funcionalidad sean la prueba de que en el diseño de la instalación se han tenido muy en cuenta los detalles de calidad: • Dimensiones. La superficie total recomendable debe ser de 405 m2, con una longitud de 27 m y un ancho de 15 m. La altura ha de ser como mínimo de 5,50 m, libre de todo tipo de obstáculos (cables, vigas, luminarias, etc.). • Perímetro libre. Dependerá de los campos de juego que albergue en su interior, pero básicamente ha de tener 1,5 m libres de obstáculos en los fondos y 1 m en los laterales. • Planimetría lisa. Las paredes han de respetar este principio hasta un mínimo de 2 m de altura, por lo tanto la sala no podrá tener pilares, columnas, dispositivos contra incendios no empotrados, o cualquier otro borde o resalto que suponga el más mínimo riesgo para los usuarios. • Buenas condiciones térmicas y acústicas. Sin temperaturas extremas, tanto por exceso como por defecto. La temperatura media recomendable en el interior del gimnasio se fija entre 16º y 18º centígrados. Otro factor importante es la acústica de la sala, que debe carecer de ecos que dificulten la comunicación. • Iluminación. Ha de contar con suficiente iluminación, tanto natural como artificial. • Pavimento. El pavimento será completamente liso y horizontal, elástico, preferentemente de linóleo, p.v.c. o madera. No se deben admitir los pavimentos excesivamente rígidos, tipo terrazo u hormigón, por sus especiales características de dureza, causa de lesiones articulares y musculares. El estado de conservación del pavimento resulta de vital importancia si se quieren evitar accidentes y lesiones. • Marcajes. Los marcajes se podrán realizar bien mediante incrustación o con pintura, pero en cualquier caso han de guardar homogeneidad con el pavimento, respecto a los criterios de elasticidad, flexibilidad y deslizamiento. También es importante el estado de conservación. • Anclajes. Tanto los de tipo móvil como los fijos deben cumplir la función para la que han sido diseñados y garantizar la seguridad en el uso del material que anclan, sin constituir en sí mismos elementos de riesgo (anclajes sueltos, con rebabas, aristas cortantes o partes salientes, etc.). • Barreras arquitectónicas. Las salas deben poder ser utilizadas por personas con cualquier tipo de minusvalía y cumplir la normativa referida a este aspecto. • Ventilación. Las salas escolares deben poseer un sistema de ventilación eficaz y adecuada, bien de forma natural o mecánica, que debe ser regulable.